lunes, 13 de junio de 2011

Una historia que podria ser verdadera....



 

Se hallaba sentado frente a la balconada, sombrio y cabizbajo, miraba al exterior a través de los cristales, con la vista perdida. A la altura en que se encontraba, primer piso de una vieja vivienda, podia percibir, aunque vagamente, por su estado de letargo, el ajetreado ir y venir de las gentes, trataba de imaginar que alguien le saludaba, pero se sabía solo, su gran soledad le acompañaba día y noche, nadie reparaba en su persona, nadie le veia.

Se sentaba en la balconada todas las tardes a pesar del frio reinante, pero.. su propio aislamiento hacia que nadie se fijase en su aterradora soledad.

Andrés, era un hombre de unos treinta años, que habia llegado a Paris, proveniente de una pequeña provincia española. Alli no tenia ya futuro, solo, sin familia, pero con una gran condición para abrirse camino en la vida, vendió la casa y los pocos objetos de valor que poseyeron sus padres, embaló todos sus cuadros y viajo a París.

El ambiente que hasta ahora le había rodeado le era hostil y descorazonador, la gente no le entendía, no entendian la belleza de su pintura, su composición, los recuerdos de tiempos pasados que quedaban plasmados de la manera más bella e inovadora, el colorido ténue pero vivo, de lo natural, de lo realista, por eso se hallaba solo entre aquellas gentes de su pueblo y tomó la dicisión.

Encontró ese piso casualmente despues de haber recorrido varios barrios y tener perdida la esperanza y allí se intaló.

La lluvía de Paris era persistente, el siliencio que en el barrio brillaba por su ausencia y un sin fín de inquietudes, le abrumaban, pero a la vez le hacian vibrar y pensar que su decisión fué la correcta, saldria a flote... estaba seguro de ello.

Salió a la escalera apresuradamente cerrando la puerta con un portazo que, hizo temblar la medianeria de la vivienda contígua; recorridos unos escalones se volvió al oir los gritos con que le increpaba la mujer que salió del piso de al lado.



- Mèrde aller que manera de salir monsiur ¡

- Disculpe madame no volverá a suceder.



Era una mujer de mediana edad, con aspecto de haber bebido, los cabellos le caían lacios a lo largo de sus senos semidesnudos, que cubria con una delicada bata de seda, con adornos chinescos.

Siguió escalera abajo, con la inseguridad de no hacer nada a derechas y al llegar al rellano del portal, se encontró de cara con la portera del inmueble que le miraba con gesto desconfiado.

Llevaba ésta la cabeza llena de rulos y una redecilla que los cubría de un color anaranjado brillante, sostenía en sus labios un puro apagado y mordisqueado.

Andrés la miró fijamente y la saludó con la cabeza, balbuceando.

La mujer le inquirió cerrándole el paso.



- Te ha molestado esa arpía muchacho.

- No, discúlpeme la puerta se cerró de golpe y ...



Salió por fin del edificio y sus pasos se dirigieron hacia el café donde solía desayunar.

El frio se calaba hasta los huesos, se subió el cuello del abrigo y un escalofrío le recorrió el cuerpo, hundió sus largas y huesudas manos en los bolsillos y comprobó que no habia cogido el llavin del piso, que hacer ¡ algo se le ocurriria despues.



Penetró en el café y su mirada buscó la del viejo barman, única persona que hasta ahora había conocido y que le inspiraba confianza.

Denis le saludó efusivamente le ofreció un cigarrilo que Andrés aceptó con agrado y ...charlaron animadamente, el viejo le facilitó una dirección, apuró de un sorbo el café y dejándo unas monedas sobre el mármol del mostrador, salió de nuevo a la calle en busca de aquella dirección. Boulevard de la Luna, 7 Madame Ivón Raynal.
A.M.R.
continuará


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Atravesó la gran rue Victoria para coger el metro que le transportaría hasta ese destino. La cálida temperatura que hacía en los andenes y el café que bailaba en su coleto le reanimaron; hoy seria el dia, tenia un presentimiento.

Subió en el ascensor del elegante edificio hasta el cuarto piso y mirándose en el espejo del elevador, mientras se mesaba la barba, sacudía y alisaba sus ropas, pensaba en si sería aceptada su proposición.

Tocó el timbre dos vecesy esperó. Imaginaba, por los ruidos que a través de la puerta se oian, como una mujer avanzabahacia la misma, haciéndo resonar sus tacones en el sonoro suelo de madera. El hecho de la apertura de la puerta dejó al descubierto el personaje de su imaginación y pudo ver la forma real de la mujer que se dirigía a él, preguntándole que deseaba.

De mediana edad y estatura, la mujer parecia interesante y agradable su voz; se echó hacia un lado haciéndolo paso, a la vez que recogía la tarjeta que Andrés la extendia y susurraba leyéndola su nombre de pila.

Pasaron a una sala de estar en los que resaltaban los tonos pastel, con cómodos sofás a juego con las paredes, al igual que las cortinas, las alfombras y la tapiceria de las sillas.

- Bueno tú me dirás -le tuteó- los amigos de Denis, son amigos mios.

Andrés le dedicó una de sus mejores sonrisas y agradeciéndola el trato, comenzó a relatar atropelladamente su situación y parte del acuerdo al que tendrian que llegar.

Ivón escuchaba tranquila en la posición que optó, semitendida y con las piernas subidas en uno de los dos sofás, en su boca se advertia un rictus de suave sonrisa.

Interrumpió la alocada jerga que emitía Andrés, que claramente desvelaba el estado de euforia y los deseosde comunicar todo lo que llevaba dentro, acumulado en los últimos meses de soledad.

Andrés, asió su cabeza entre las manos, queriendo hacer desaparecer la tensión que le embargaba.

La mujer sin dejar de sonreir, salvó la distancia que la separaba de él, sentándose a su lado. Le tranquilizó diciéndole que no había ningún problema, podrían llegar a un acuerdo, pero tendría que ver los cuadros antes.

Ambos se levantaron al unísono, e Ivón salió de la sala pasando a una habitación contígüa; de inmediato regresó con un abrigo en la mano que Andrés se apresuró a ponerle sobre sus hombros. Ella ladeó la cabeza haciendo un mimoso mohín y salieron juntos, como sise sonocieran de toda la vida.

Ya en la calle, Ivón se dirigió resuelta hacia un coche Renault rojo, aparcado al otro lado del boulevard; Andrés la seguía deslumbrado y un poco desconcertado, no podía creer que esto le estuviera pasando a él.

Dentro ya del coche y antes de arrancar el motor, él la observó un poco más detenidamente. Era mayor que él, pero era...una delicia de persona, agradable en su conversación, parecía ir por delante siempre, pero deuna forma que no podría molestar a nadie.

En el escaso espacio que habia entre ellos en el interior del vehículo, se podía adivinar su moldeado cuerpo debajo de los pantalones ajustados, el suave efluvio a agua de colonia que desprendía su cuerpo, la hacian apetecible.

Ivón le miró ampliamente al verse observada y sin dejar esa sonrisa socarrona le dijo:

- Presiento que nos vamos a entender - y arrancó a toda velocidad.

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Después de la odisea que sucedió para acceder a la vivienda, Ivón y Andrés charlaron intensamente sobre la obra de éste y llegaron a un acuerdo; expondría en su galeria, estaba decidida... lo que alli habia visto, valia la pena.

Ivón era una conocida galerista, por su prestigio y por su comportamiento en el mundillo pictórico, alli donde habia alguna movida, se la encontraba enfrascada.

Era una mujer delicada, con sensibilidad a flor de piel y conocedora de su trabajo. Casada y separada, esta mujer ofrecía unas condiciones excelentes de relación en todos los sentidos, que a Andrés no le pasaron desapercibidas. Y porque no ? pensó...podría salir algo bonito de aquello.

Quedaron para reunirse pasados dos dias, en los cuales ella prepararía la exposición y comenzaría a hacer la publicidad necesaria y las invitaciones pertinentes, aquello sería un bum; desconocido por aquellos lares, la inventiva sería el signo definitivo del triunfo y su descubrimiento, o más bien la causalidad a través de la presentación de Denis, daría su fruto.

Andrés tumbado en la cama en posición supina, jugaba con las bocanadas de humo que daba al cigarrillo, haciendo espirales que sehacían más ymás grandes.

Cuantas veces las había pintado,¿ Porque esa obsesión? que estaba inspirada en uno de sus sueños repetido en tantas ocasiones ¡¡¡ algo querrian decir, pero no acababa por descubrir su significado, y los plasmaba en los lienzos una y otra vez, como si quisiera desvelar a través de los diversos temas, aquel en el que encajasen.



Sonó el timbre de la puerta y sobresaltado apagó el cigarrillo sobre la mesita de noche, se metió los pantalones al mismo tiempo...por la ventana de la habitación, entraban los últimos destellos de luz de la tarde y al dejar abierta la puerta de la habitación , la luz exterior hizo resaltar la figura de Ivón en el descansillo de la escalera.

Hubo un largo silencio que rompió Andrés extendiendo su brazo y ofreciendo el paso a la mujer.

- Inesperada visita ¿ no es asi ?

- No, no tan inesperada, sabía que vendrias a hacerme compañia, tus ojos no mentian y a propósito de tus ojos, sabes...tengo que pintarlo, tengo que captar su viveza, su comunicación...

Andrés se acercaba cada vez más a ella, queriendo interpretar la mirada que ésta tenia al escuchar su petición, no era de asombro, en absoluto, era de seguridad... y asi quedaron el uno frente al otro, con las miradas fijas y espectantes.

La proximidad hizo que cerrasen los ojos y sus cuerpos se envolvieron en un suave abrazo, que les hizo arrancar un suspiero de satisfacción; se separaron para comprenderse de nuevo en sus miradas y por fin sus labios se soldaron a fuego.

Lo creian, creian en lo que les sucedian a ambos, porque lo habian presentido.



En ese oscuro mundo con falta de armonía, ellos se sirvieron de sus sentidos, nos les hizo falta mucho tiempo para comprender su afinidad, se atrajeron desde el primer momento y sus sentidos animales ancestrales, se fundieron, con la sensibilidad del arte que cada uno llevaba dentro ...y llegaron al climax, en aquella habitación en penumbras.

A.M.R.

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